“Sale cuando quiere y llega cuando puede”
Cuenta la historia que cuando el presidente Jose Balta le pregunto a Enrique Meigss (uno de los ingenieros ingleses que construyeron el ferrocarril) si podría colocar rieles en la zonas mas abruptas y escabrosas de los andes peruanos, el gringo le contesto –“yo colocare rieles hasta donde pueden caminar las vicuñas”.
Es así como comenzó la construcción del ferrocarril mas alto del mundo. Las obras se inician en el año 1908 y fueron culminadas luego de largas interrupciones, al cabo de 18 años. En ese lapso, según se ha informado hubo necesidad de remover 4,330 millones de metros cúbicos de tierra.
Este ferrocarril fue planeado para unir Huancayo y Ayacucho, formando parte de la Longitud de la sierra.
Pero, por decisión del entonces Ministro de fomento, Celestino Manchego Muñoz, la ruta fue desviada a Huancavelica con el propósito de dar vida a esa zona minera. Desde ese entonces viene funcionando el famoso ferrocarril.
EL VIAJE
Es aproximadamente las 6 de la mañana del mes de Mayo y el astro rey hace su aparición. Es un amanecer totalmente distinto al que estan acostumbrados todos los limeños. Estamos en la estación central de Chilca en la ciudad de Huancayo, listos para partir a la ciudad de Huancavelica por uno de los medios más antiguos de nuestra época, que hasta ahora se sigue utilizando para el transporte de pasajeros y minerales.
Después de 15 minutos esperando a que todos los pasajeros lleguen y escuchando los campanazos como alarma de que el tren va partir y tomando una rica bebida caliente cerca de la estación.
" El pasaje cuesta tan solo 10 soles, el tiempo aproximado para llegar a la tierra del mercurio es 5 horas, donde pasaran por mas de 18 túneles y 6 puentes metálicos”, nos dice una pobladora que vende linaza bien caliente para el increbantable frió de la mañana huancayna.
Faltan 5 minutos para que salga el tren y ya se escucha el tronar de la locomotora calentando su enorme motor mientras los pobladores suben, desesperadamente al famoso tren macho.
El movimiento bamboleante del tren hace que dudemos de nuestra capacidad para soportar las 5 horas de viaje. Apenas sale de la estación, podemos apreciar un centenar de personas que se quedan inmóviles al ver pasar al “trencito macho”, como ellos lo llaman cariñosamente.
Al salir de la ciudad empezamos a sorprendernos de los hermosos valles del rió Mantaro, con sus características chacras con cultivos de pan llevar. A medida que vamos avanzando el paisaje se vuelve más hermoso. Se puede ver algunos turistas dentro del tren, mirando y tomando fotografías entusiasmados y sorprendidos por la generosa naturaleza camino a la ciudad donde se encuentra el amor verdadero- Huancavelica.
Minutos mas tarde el tren se detiene en el pueblo de Izcuchaca (nuestra primera parada) ubicado a unos 2700 metros sobre el nivel de mar.
Aquí los viajeros comienzan a comprar los panecillos característicos como el “bollo”, “pan de calabaza”. Algunos otros viajeros bajan del tren para tomar fotografías, firmar o simplemente observar una de las ferias grandes en la ciudad.
El receso dura aproximadamente 15 minutos hasta que la campana anuncia nuevamente la partida. El mas contento con el panorama es un gringo, que cuenta que es la primera vez que se sube a un tren tan peculiar y donde pareciera que el tren no avanzara casi nada.
A medida que el tren avanza a Huancavelica los túneles aparecen y los cerros parecieran tragarse al tren.
Cada túnel es una nueva sensación, ya que todo se torna oscuro y la sensación del ruido de los motores nos hace sentir como si estuviéramos dentro de un abismo profundo sin salida. Luego de unos minutos, un pasajero nos anuncia que nos aproximamos a uno de los túneles más grandes y famosos de nuestro camino el llamado “Catedral”, que dentro de ahí, el tren dura en pasar aproximadamente 8 minutos, la mayoría se agarran la mano, por el temor que el tren se pueda quedar ahí dentro. Felizmente el tren sale ganador de esta nueva travesía. Se cuenta que hace unos años una locomotora se quedo varado en dicho túnel y los pasajeros tuvieron que caminar varios metros en plena oscuridad, donde escucharon muchas voces, según la tradición esas voces, son de los centenares de personas que perdieron la vida haciendo este túnel y son celosos guardianes. Es por eso el temor a este túnel.
Después de casi, 3 horas viajando en el tren, estamos cerca del distrito de Acoria, otra parada oficial de nuestro recorrido. Acoria se le suele llamar el "Paraíso Perdido de los Andes", por sus hermosos paisajes y un clima cálido, se encuentra a unos 2500 metros sobre le nivel del mar. Es un pueblo muy hermoso y tranquilo, con un sol radiante y un rió hermoso que baña toda la ciudad de Acoria.
Desde la estación se puede apreciar por los cerros, el gran colorido de las flores que adornan y perfuman la ciudad.
También se puede observar un fruto muy peculiar, que solo crece en las ciudades de un clima calido como Acoria, "las tunas", un fruto muy delicioso, que es bueno comer en ayunas, ya que según dicen, previne el cáncer del estomago y la diabetes.
Luego de saborear algunas tunas, escuchamos nuevamente calentar los potentes motores del tren e imnediatamente despues suena las campanadas del embarque. Es hora de enrumbar a nuestra ciudad de destino.
En aquel momento suben algunos músicos con guitarra, quena y tambor en mano y empiezan a tocar algunas músicas características de Huancavelica, como el “toro toro”. No Falta una señora, al ver que los turistas empiezan a moverse, invitándolos a que bailen con ella. La gente los acompaña con las palmas y una alegría que solo se siente en el tren Macho, incluido yo.
Esto me hace pensar, sobre la calidez de la hospitalidad de los pobladores de la sierra central, específicamente de Huancavelica con el amigo turista. Gente muy amistosa y alegre, que trata de dar todo lo bueno, para que uno se sienta como en casa.
Luego de una hora aproximadamente, después de bailes y risas, estamos próximos a nuestro penúltimo paradero en la ciudad de Yauli. Un pueblo que esta a unos 3440 metros sobre el nivel del mar, donde se puede sentir más el frió seco y observar las ropas típicas de sus pobladores.
Es aquí, Donde una señora muy buena, me invita algunas papas recién calientes con su queso, que acaba de comprar de su casera quien subio a vender. “esta papita es muy rico, no tiene nada de químicos es natural, es aqui donde compramos y comemos nuestra papita, prueba hijito” me dice la señora de nombre, Teofila.
Ciertamente, la papa que tenía un color morado, era una delicia, uno podía comerse la papa sin acompañarlo con queso, huevo o algunas otras cosas que solemos acompañar en nuestra mesa en otras ciudades como Lima, Huancayo. Dejamos el pueblo de Yauli, con la esperanza que regrese a disfrutar esa rica “papita” como llama cariñosamente Teofila. Volvemos a enrumbarnos a nuestro destino. La gente nos despide con una sonrisa amable y niños corriendo al costado del tren diciéndonos que regresemos pronto.
Ya estamos a unos 45 minutos para llegar a Huancavelica, La Villa Rica de Oropesa-
La locomotora va tocando la bocina, en señal que ya estamos pronto a llegar. El tren Macho es como un papá para los huancavelicanos, que regresa de viaje, la población se alegra al escuchar nuevamente llegar su tren, entusiasmados en las buenas nuevas que traerá su “trencito”. El Sonido es potente y pareciera que los cerros también estuviesen dándole la bienvenida al tren Macho.
Vemos a lo lejos un cartel donde dice: “BIENVENIDOS A LA TIERRA DEL MERCURIO, DONDE UNO ENCUENTRA AMOR VERDADERO”
Se puede ver a la gente agrupada, esperando a sus parientes, amigos con alegría y con las manos abiertas a los turistas. Es el fin de un viaje en uno de los ferrocarriles mas altos del mundo; pero es el comienzo de otro viaje dentro de la region Huacavelicana, donde uno puede apreciar muchas costumbres, la gente hospitalaria y los hermosos paísajes que solo puede mostrar nuestra tierra Huancavelica.